Cuando me fui a vivir sola, hace más de 10 años, empecé a cuestionarme cómo habían hecho mis papás para criar a 4 hijos, si yo viviendo sola a veces con costos lograba hacer todo para mí misma. Con el tiempo me fui acomodando, estableciendo rutinas y descubriendo mi manera de hacer las cosas, que por supuesto estaba muy permeada por la crianza y formación que ambos me dieron. Definitivamente después de los 30 comencé a entender mucho más a mis papás, a verlos con otros ojos, a admirar mucho de lo que han hecho en sus vidas, a recordar que al fin y al cabo, más allá de ser mis papás, son seres humanos aprendiendo cada día, al igual que todos. Y aunque esto pueda sonar infantil, empecé a desear más que nunca que sean eternos. Quizás por eso cada vez disfruto más compartir con ellos, sacar el tiempo para hablar, pasear, llamarlos, mensajear, escucharlos, tomar café, acostarnos juntos, quedarme a dormir y tantas otras cosas, porque creo que en el fondo es la manera de que cada momento se haga eterno en mi corazón y hacer todo lo que pueda con ellos ya que tengo el privilegio y la bendición de tenerlos a ambos. Mi papá cumplió 70 años, y no puedo evitar pensar que es un montón, pero también que yo solo he podido estar 36 de esos años con él, así que quiero que sean muchos más. De pa he aprendido mucho, no solo por sus consejos, por todas las veces que me ha exhortado, corregido, escuchado y consolado en momentos difíciles. He aprendido de su vocación para servir a otros como trabajador humanitario. He aprendido de su liderazgo, de sus dichos, de su formación como filósofo, de su amor por Dios, de su fe y por supuesto estoy segura que heredé su sentido del humor. Creo que esto lo escribo porque estamos a punto de hacerle una celebración sorpresa por su cumpleaños y quiero que quede en algún lugar escrito lo importante que él ha sido y es para mí, y espero tenerlo aquí por muchísimos años más. Gracias Pa y Ma por tanto. Felices 70 años gordo, lo amo.❤️
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