Este fin de semana estuve de manteles largos, dándole la bienvenida a mis 35 años de edad, y fue un buen momento para recordarme a mí misma todo lo bueno que tengo en la vida. Se nos hace tan fácil pensar en lo que no tenemos, que dejamos de lado la larga lista de bendiciones y privilegios con los que sí contamos. Lo primero que debo decir es que me encanta cumplir años, me fascina celebrar un año más de vida y me gusta muchísimo sentir el cariño de las personas que me rodean. Ya por ahí tengo 3 cosas que agradecer: tengo la salud para recibir un año nuevo, tengo la energía y las ganas para celebrar, y tengo un círculo de personas a las que quiero mucho y quienes además continuamente me recuerdan el cariño que tienen por mí, cosa que agradezco de todo corazón. Porque esto me lleva a otro punto: a veces se me olvida que yo también puedo provocar cariño en otras personas, que yo también merezco sentir que me quieren, y sin duda alguna hay personas en mi vida que me lo hacen saber a menudo. Es cierto, quizás en este momento no tengo todo lo que quiero, por las razones que sean, pero ya estoy trabajando en lograr algunas de ellas (las que sí están en mis manos y dependen de mi esfuerzo y trabajo), y confiando en Dios las que no están bajo mi control. Pero por otro lado, tengo todo lo que necesito. Mi salud está en un buen momento, tanto a nivel físico, mental y espiritual. Tengo un trabajo que disfruto, ideas que me ilusiona materializar y un cuerpo que me permite estar en movimiento para ejercitarme, bailar y actuar. Me gusta el apartamento que alquilo, el barrio en el que vivo y además tengo un colchón muy rico en el que puedo descansar profundamente cada noche. Tengo comida para cada día, café para cada vez que se me antoja preparar una tacita, un perro salchicha que me tiene perdidamente enamorada y que ha resultado ser un magnífico compañero, una familia amorosa, creatividad para emprender proyectos nuevos, matitas que cada día florecen más, capacidad para aprender y un corazón agradecido y lleno de amor. Así que soy afortunada, y sé que muchos de ustedes también lo son, lo que pasa es que vivimos mucho en el pasado o en el futuro. En el pasado para recordar “los buenos tiempos” y añorar lo que teníamos y ya no está, y en el futuro para pensar en lo que queremos tener y aún no llega. Como consecuencia no estamos presentes, dejamos pasar los pequeños momentos que están aquí y ahora, porque siempre queremos más o extrañamos demasiado. A ver, no estoy satanizando ninguna de las dos cosas, pero sí me tengo que estar recordando con frecuencia que la vida es ya, y que en este preciso instante tengo muchísimo y disfruto de tantas cosas que hace años soñaba con tener. ¿Ustedes qué cosas tienen ahora que hace años veían muy lejanas? Esto lo pregunto para hacerles ver que sí tenemos motivos para celebrar, aunque no sea nuestro cumpleaños, Navidad o Año Nuevo. Hoy celebro que llegué a los 35 años siendo muy fiel a mí misma, trabajando para cumplir mis sueños, priorizando mi paz mental, rodeándome de las personas correctas, soltando lo negativo y aprendiendo lecciones valiosas para mi crecimiento. Hoy celebro ser agradecida, auténtica y amorosa. Celebro todo lo que sí tengo, para agradecer más adelante lo que llegue, porque llegará.
– Sofi♥